Danza de la muerte o Danza macabra

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Danza de la muerte o Danza macabra.

[Muy debatible el orden histórico en cuanto a qué artes trataron primero esta temática.]

Tema frecuente en la Edad Media y que muestra a gentes de toda edad y
condición arrastradas a una ronda frenética por un esqueleto
implacable y sarcástico.  Durante el s. XV se extendió primero por
Francia y más tarde por Suiza y Alemania, con motivo de decoración de
iglesias y capillas y, sobre todo, de las galerías que rodeaban los
cementerios. [sitios presentes o desaparecidos].  [También se conoce
alguna esculpida.] [También grabados varios.]

También se da el nombre de danza de la muerte a los comentarios
versificados de estas representaciones pictóricas o escultóricas.  En
Francia, la danza de la muerte más antigua de que se tiene noticia es
la de Jean Le Fèvre (s. XIV), actualmente perdida; se conservan en
cambio otras dos, de fines del s. XV: una atribuida a Gerson ('Danza
macabra de los hombres') y otra atribuida a Martial d'Auvergne.  En
España se conserva una 'Danza general' de principios del s. XV, de
autor anónimo, y probablemente de origen francés (en el mismo códice
de la biblioteca de El Escorial hay los 'Proverbios' de Sin embargo
Tob, autor a quien se atribuyó, parece que infundadamente, esta
composición).  Valiéndose de una forma dialogada -que hace pensar en
posibilidades dramática-, la muerte invita a su danza fataol a los
personajes de más variada condición: el papa, el emperador, el
cardenal, el arzobispo, el caballero, el escudero, la doncella, el
abogado, el 'físico', el labrador, el monje, el usurero, el
recaudador, el duque, el santero, etc., recordándoles su inevitable
fin, con ciertos matices de sarcástica sátira social.  A la misma
época pertenece una versión catalana.  La influencia posterior del
tema en la literatura española fue muy considerable, sobre todo en el
teatro, como se aprecia en la trilogía de las Barcas de Gil Vicente,
en la 'Farsa llamada danza de la muerte' (1551) de Juan de Pedraza,
etc., encontrándose sus últimos ecos en los autos de Calderón y en los
'Sueños' de Quevedo.

En música la danza macabra, evocada por el texto gregoriano 'Dies
irae', fue muy utilizada por los compositores del s. XIX [en obras no
escénicas].