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El burlador de Sevilla y convidado de piedra.
Drama en tres actos atribuido a Tirso de Molina, que fue publicado por
primera vez en la colección 'Doce comedias nuevas de Lope de Vega
Carpio, y otros autores', en 1630, en Barcelona.
Su argumento sigue un esquema rápido, lleno de violentos cambios de
acción y movimiento de los personajes: don Juan Tenorio, hidalgo
descreído, llega a Sevilla después de dejar a varias mujeres burladas
(Isabela en Nápoles, Tisbea en Tarragona). El rey, enterado de los
sucesos de Nápoles, destierra a don Juan, pero éste, haciendo caso
omiso del castigo, suplanta a su amigo el marqués de Mota para gozar
de su prometida, Ana de Ulloa. El padre, Gonzalo de Ulloa, sorprende
al burlador y, al intentar vengar su honor, muere en manos de don
Juan. El rey ordena que se levante un lujoso panteón para los restos
de don Gonzalo. Don Juan y su criado Catalinón marchan al destierro,
y al pasar por el pequeño pueblo de Dos Hermanas, el hidalgo seduce a
una recién casada.
Pasado algún tiempo, vuelven amo y criado a Sevilla y encuentran el
panteón con la estatua de don Gonzalo; don Juan invita a cenar a la
estatua. Por la noche, se presenta el espíritu de don Gonzalo en casa
del burlador, y le cita para cenar en su panteón. La última escena
tiene lugar en el panteón de don Gonzalo, que ha preparado una cena
infernal para don Juan. Pelean el burlador y el espíritu, quien
arrastra hasta el sepulcro al hidalgo que horrorizado pide confesión a
gritos; caen en la fosa, mientras el espíritu pronuncia la frase que
será culminación de la teoría de Tirso: «Quien mal hace que tal
pague«.
El autor presenta un tipo humano descreído, que no piensa que un día
tendrá que rendir cuentas de su proceder, y se burla con la repetición
de un verso: «¡Qué largo me lo fiáis!». No se trata de un personaje
capaz de seducir a las mujeres como luego el de Zorrilla, sino que sus
éxitos amorosos están basados en el engaño, falsas promesas de
matrimonio o suplantaciones de personalidad. El comediógrafo,
intencionadamente, acentúa el carácter de su personaje para que pueda
servir a sus fines moralizantes. La obra está basada en una comedia
anónima anterior, titulada '¿Tan largo me lo fiáis?', que se sigue
casi textualmente. El burlador, aunque no es original y está escrita
con descuido y rapidez, es el punto de partida de casi todas las
versiones, nacionales y extranjeras, del tema de don Juan.
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