Aristófanes

[GELEX77] 

{Artículo muuuuuuy pobre y, a veces, incluso contradictorio.}

 En gr., Aristophanẽs, el más célebre comediógrafo griego

(Atenas, c. 445 - f. c. 386 a.J.).

Incluido en el Canon de Alejandría.

Sus primeras obras escénicas hoy perdidas fueron Los convidados (427) y Los babilonios (426).  Escribió unas cuarenta comedias, conservadas sólo fragmentariamente, excepto once que se conservan completas:  Los acarnenses (425) y La paz (421), en las que el autor se opone a los partidarios de la guerra; Los caballeros (424), pretexto para un ataque contra el demagogo Cleón; Las nubes (423), en la que ridiculiza a Sócrates; Las avispas (422), crítica de la justicia ateniense; Las aves (414) y Lisístrata (411), burla de las utopías políticas y sociales; Las tesmoforias (411), crítica de Eurípides, y  Las ranas (405), sátira literaria que contrapone a Esquilo y a Eurípides.

Tras la caída de Atenas, Aristófanes renunció casi por completo a seguir cultivando la sátira política, y buscó nuevas sendas: en La asamblea de las mujeres (392), satirizó determinadas ideas reformistas; en la segunda versión de Pluto (388), que trata de los efectos de la riqueza y de la pobreza, inauguró la comedia «media».  En cuanto a sus otras comedias, se hallan todas vinculadas a la comedia «antigua», de la que, ya en la antigüedad, se le consideró como el maestro.  Como rasgos singulares de sus obras hay que destacar su observación de la realidad, su gracia caricaturesca y su deliciosa poesía.  La intriga de la comedia solo sirve de pretexto para una serie de variaciones satíricas sobre problemas de actualidad, y la aparente libertad de tono y forma no entorpece la armonía del conjunto y favorece la manifestación de su fuerza cómica.  Partidario de la paz con Esparta y a la vez tenaz defensor de las tradiciones en contra de las novedades: admiró a Esquilo y criticó a Eurípides; tomó partido por la religión de los antepasados y se enfrentó con Sócrates y con los sofistas, aunque en otras obras suyas se burló de los dioses del Olimpo.  Aristófanes pretendió antes que nada hacer reír a los espectadores en una época en que aún se desconocía la comedia de carácter moralizador.