El ballet español

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Sección de la entrada 'Ballet'

El ballet español

El ballet español como tal es una manifestación artística moderna, ya
que España, a pesar de su riqueza en danzas populares y de la variedad
de su folclore, no consiguió incorporar a la escena estos elementos,
ni estilizarlos dándoles una proyección estética completa, hasta
principios del s. XX.  La primacía de esta iniciativa correspondió a
Antonia Mercé, 'La Argentina', bailarina que supo sintetizar en sus
creaciones preferentemente danzas andaluzas, y que creó una compañía
de ballet en la que figuraron artistas como Pastora Imperio y Vicente
Escudero.  Al dar a conocer en París 'El amor brujo' de Falla,
'Triana' de Albéniz y 'Sonatina' de E. Halffter, entre otras
escenificaciones de éxito, estimuló a los compositores españoles a
escribir para el ballet; así surgieron 'El contrabandista' de
O. Esplá, 'Juerga', de J. Bautista, 'La romería de los cornudos' de
G. Pittaluga, y 'Corrida de feria', de S. Bacarisse, y su iniciativa
fomentó el gusto por el ballet, y contribuyó a la formación de un
público.  Encarnación López, 'La Argentinita', intentó aproximar el
ballet nacional a una concepción más absoluta de la danza, presentando
obras del repertorio de La Argentina y divulgando, especialmente en
América, junto a danzas puramente españolas, otras de carácter ibérico
menos marcado, como 'Capricho español', de Rimski-Kórsakov, y el
'Bolero' de Ravel.  Por su parte, la hermana de La Argentinita, Pilar
López, ha seguido la orientación de esta última, escenificando ballets
más actuales (como el 'Concierto de Aranjuez', de Rodrigo).  Otros
coreógrafos y bailarines de importancia han sido Mariemma, J. Greco,
J. Magriñá, J. Udaeta, J. Tena, etc.  En los últimos años Antonio se
ha mostrado como artista de gran originalidad y singular virtuosismo,
cultivando desde el baile flamenco integral, hasta numerosas
realizaciones basadas en músicas de Albéniz, Granados, Falla, Turina,
las Sonatas del padre Soler y suites coreográficas de ritmos
castellanos, aragoneses, gallegos, valencianos o, naturalmente,
andaluces.  Ha dado a conocer obras como 'El segoviano esquivo', de
Matilde Salvador, 'Rapsodia española', de Albéniz-Halffter, 'Jugando
al toro', de Cristóbal Halffter, 'Llanto a Manuel de Falla', de
A. Ruiz [música de Asencio].  Por otra parte, los artistas del país han gravitado siempre
en la evolución del ballet internacional. Diáguilev encontró en ellos
una colaboración de gran valor, que quedó plasmada en las obras
decorativas de Picasso, Gris, Andreu, Sert y Pruna.  La primera
versión de 'Le tricorne' (El sombrero de tres picos), de Falla y
Picasso, fue uno de los mayores triunfos de la compañía de Diáguilev,
y la revelación de Massine, coreógrafo más tarde de otro ballet de
antología, 'Jeux d'enfants', con decorado y figurines de Joan Miró.
Más recientemente, Salvador Dalí ha realizado también una interesante
aportación a la escena coreográfica.