21.3.22

La 'revolución Diáguilev'

[GELEX77]

Sección de la entrada Ballet:

Antes de Diáguilev la música de los ballets se encargaba a
compositores a sueldo, y los decorados y figurines solían estar en
manos de personas de escaso talento artístico; con él, el ballet se
transformó en un espectáculo artístico completo.  Grandes poetas,
pintores y compositores se agruparon a su alrededor: Cocteau,
Stravinski, Ravel, Poulenc, Falla, Auric, Milhaud, Picasso, Matisse,
Utrillo, Braque, Derain; con su colaboración dio a conocer a los
coreógrafos modernos más importantes, como Massine, Balanchine y Lífar
y, durante veinte años, las giras de Diáguilev abrieron nuevos
horizontes al ballet.  En 1929, Serge Lífar ingresó en el Ballet de la Ópera de
París
como coreógrafo y primer bailarín, imprimiendo al ballet un
espíritu renovador.  Es importante también el cuerpo de baile de la Ópera de París, del que han salido [grandes] figuras.
Una antigua bailarina de Diáguilev, Ninette de Valois, consiguió que el ballet arraigase definitivamente enInglaterra.

En 1929, a la muerte de Diáguilev, su legado artístico quedó repartido
entre dos grandes compañías: la de los 'Ballets de Montecarlo', de
René Blum, y la del 'Coronel W. de Basil'.  Ambos contrataron a
coreógrafos y bailarines que habían trabajado con Diáguilev, y a
elementos nuevos, algunos formados en las escuelas de París
(D. Lichine, A. Eglevski, T. Tumánova, A. Markova, A. Danílova,
I. Barónova, etc.).  En la Rusia soviética, la revolución no rompió
con las tradiciones del ballet imperial, y los teatros de Leningrado y
de Moscú siguieron fieles a la escuela de Petipa, mientras en EEUU
maestros de ballets rusos dieron un gran impulso al ballet
norteamericano (se crearon compañías autóctonas, como el 'Ballet
Theatre', de Lucía Chase, y el 'New York City Ballet', este último
dirigido por Balanchine y Jerome Robbins).  La tradición del ballet
acedémico se expandió universalmente, llegando hasta Australia y el
Japón.  Después de la segunda guerra mundial han surgido numerosas
compañías de ballet.  En Francia ha destacado la compañía de los
'Ballets des Champs-Elysées', fundada en 1945, con figuras como
J. Babilée, J. Charrat, I. Skorik y R. Petit, quien más tarde debía
fundar una compañía propia, los 'Ballets de París'. 
Anton Dolin, antiguo bailarín de Diáguilev, creó en Inglaterra el 'London's Festival Ballet', y en 1947 el marqués de Cuevas fundó en Monte Carlo su gran ballet.

Así es como el ballet, a más de cincuenta años de la aparición de Diáguilev, se ha incorporado con plenos derechos al concierto de las demás artes representativas.

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